Ya en el antiguo Egipto, los faraones dedicaban sus reinados a la construcción de pirámides donde ser enterrados con sus más preciados tesoros. Algunos incluso se enterraban con parte de su sequito.
Una compleja red de laberintos ocultaban la cámara del faraón y del tesoro, dificultando que los buscadores de tesoros pudieran encontrarlo.
La pasión por las pirámides a llegado a nuestros días, pero ya no se construyen con enormes piedras, ahora se construyen pirámides financieras, y en vez de construirlas arquitectos son levantadas por ingenieros financieros.
Sin embargo, hay algo que en ocasiones comparten los faraones financieros con los del antiguo Egipto, la cámara funeraria y la dificultad de encontrar los tesoros.
El último gran faraón financiero pasara el resto de sus días encerrado una cámara funeraria, pero en vez de laberintos las rejas sellaran su destino.
Y la mayor parte del tesoro permanecerá perdido en una red de laberintos, donde el dinero que entro un día cambio de manos en unos laberintos que hacen casi imposible su recuperación.
Y enterrado el faraón Madoff, esperamos a su sucesor, ya que el imperio de las pirámides financieras, que se popularizo en los años 20 con la gran pirámide del faraón Ponzi, se perpetuara mientras no se consiga que el dinero que entra en estos laberintos salga por el mismo sitio que entro, en lugar de permanecer oculto en la gran pirámide.
Una compleja red de laberintos ocultaban la cámara del faraón y del tesoro, dificultando que los buscadores de tesoros pudieran encontrarlo.
La pasión por las pirámides a llegado a nuestros días, pero ya no se construyen con enormes piedras, ahora se construyen pirámides financieras, y en vez de construirlas arquitectos son levantadas por ingenieros financieros.
Sin embargo, hay algo que en ocasiones comparten los faraones financieros con los del antiguo Egipto, la cámara funeraria y la dificultad de encontrar los tesoros.
El último gran faraón financiero pasara el resto de sus días encerrado una cámara funeraria, pero en vez de laberintos las rejas sellaran su destino.
Y la mayor parte del tesoro permanecerá perdido en una red de laberintos, donde el dinero que entro un día cambio de manos en unos laberintos que hacen casi imposible su recuperación.
Y enterrado el faraón Madoff, esperamos a su sucesor, ya que el imperio de las pirámides financieras, que se popularizo en los años 20 con la gran pirámide del faraón Ponzi, se perpetuara mientras no se consiga que el dinero que entra en estos laberintos salga por el mismo sitio que entro, en lugar de permanecer oculto en la gran pirámide.
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