Este lunes leía en el periódico una pequeña noticia que no pude rescatar en la edición de Internet, y de la cual lamentablemente no puedo poner un enlace, pero en ella se echaban en cara políticos de diverso color los costes de diversas inauguraciones, las cuales oscilaban entre los 10.000 y los 15.000 €, cifra irrisoria comparada con inauguraciones como la del circuito de Navarra, en Los Arcos, que costó a las arcas forales la friolera de 95.500 €, la cual a su vez se queda pequeña si la comparamos con 1,2 millones de euros que costo la inauguración en Madrid de los Teatros del Canal de Isabel II.
Sin necesidad de irnos tan lejos, por aquí en Galicia recordemos los honores que se rindieron a Fraga que rodeo las cuatro entradas al Pazo de Raxoi de miles de gaiteros. Y quien sabe si cualquier día haremos construir arcos de triunfo para que desfilen los triunfantes vencedores de cualquier alcaldía. En algunos municipios como el de Marbella solo haría falta cambiar en nombre del municipio por el del alcalde.
Y así las cosas, despilfarro tras despilfarro, los unos echan en cara a los otros y los otros a los unos sus despilfarros y gastos propagandísticos, siendo el resultado que mientras nos suben los impuestos se dilapidan millones de euros en inauguraciones a toda pompa e investiduras dignas de los cesares de antaño.
Cuánto más suben los egos de los políticos de turno, más aumentan estas manifestaciones esperpénticas y despilfarrantes. Ya no les sirve cortar la cinta, ahora se convierten en auténticos Spielbergs a ver quien organiza la mayor y mas cara horterez.
ResponderEliminarEso sí, luego se lloran los euros de algunos programas sociales... País!!!! que diría Forges.
Un saludo.
La verdad es que no sabemos que podemos hacer a parte de lamentarnos,patalear y cabrearnos.Este país parece que está dormido¿Cual será nuestro futuro amedio y largo plazo?Al menos sigamos desahogándonos con nuestroso escritos.Un saludo amigo.
ResponderEliminarGracias por vuestro comentario Logan y Lory, desgraciadamente es así nuestros impuestos entre otras cosas sufragan egos, esperpentos y horteradas, mientras nos dicen que paguemos más. Quizás las inauguraciones deberían de consistir solo en cortar una cinta y una nota de prensa, que como noticia que son a buen seguro saldrán gratis, pero es mejor gastar nuestros impuestos en actos propagandísticos de mayor o menor envergadura mientras en los medios de comunicación se echan en cara mutuamente lo que gastan. Lo mejor sería que no gastaran nada, que ya los ciudadanos vemos lo que se hace, y sino ya nos leen la lista en las campañas electorales que también sufragamos con nuestros impuestos.
ResponderEliminarBueno Miyares de momento nos desahogamos escribiendo, pero quien sabe, cuantos más seamos conscientes de la situación actual, quien sabe si llegado el momento podamos ejercer algo más de presión.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tu comentario.
Y esto es sólo la punta del iceberg, porque lo que de verdad tiene que ser horripilante son los gastos suntuarios que no conocemos de los políticos.
ResponderEliminarYo estuve leyendo también en una edición de papel, que luego no he podido encontrar en su homóloga digital el despilfarro aberrante de miles y miles de euros que se gastaban nuestros políticos en llamadas desde sus móviles a costa de todos los ciudadanos en la com. valenciana.
Gracioso es sin embargo que la oposición no le tire al cuello en este tema tan crispante, pero es que claro, si en los ayuntamientos o demás comunidades gobernadas por los suyos también pasa, pues que vamos a decir.
La prensa escrita esta en su mayoría endeudada y politizada, por eso hay noticias pequeñas y otras más grandes. Viven de los ciudadanos y hay que disimular pero realmente están al servicio de otros intereses, salvo contadas excepciones.
ResponderEliminarEn cuanto a los despilfarros de los políticos, conocemos de vez en cuando los que se hecha en cara, pero al igual que el transfuguismo pasa en todos los partidos.
Cualquier día harán un pacto de estado, pero no contra la crisis, sino para blindar sus gastos, mangoneos, jubilaciones y corruptelas.