LA PATENTE DE CORSO DEL SIGLO XXI Y EL BOTIN OCULTO EN LAS CUENTAS DE RESULTADOS

El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad"

Albert Einstein

Durante la Edad Media y en la Edad Moderna los monarcas de las naciones otorgaban mediante un documento denominado patente de corso el permiso para capturar y saquear barcos y poblaciones enemigas. Los corsarios estaban limitados en sus acciones por la patente, pudiendo sólo atacar mercantes y ciudades de determinados países y teniendo que repartir en muchas ocasiones el botín y rescate con el Estado. Esta es la principal diferencia con los piratas, que atacaban cualquier buque sin tener que rendir cuentas a nadie.



Los bancos tal y como los conocemos hoy en día tienen su origen en el siglo XVI en una Europa sumida en guerras, donde proliferaba la actividad comercial y la piratería. Salvando las distancias entre corsarios y bancos, el poder otorgado a las entidades financieras, quizás se defina de una manera similar a las patentes de corso dentro de algunos años.

En la actualidad, los cañonazos se han transformado en movimientos de mercado, y ha surgido una nueva forma de piratería que ya no enarbola banderas negras con tibias sino que se aprovechan de los fallos del mercado o los generan, aprovechándose de una posición dominante y de una falta de regulación que les permite desestabilizar, ya no solo Estados, sino poner en jaque incluso a la Comunidad Europea. Estos nuevos “piratas” gozan con la ventaja de no tener que echar sus barcos a la mar, solo necesitan un ordenador y una conexión para navegar hasta los tesoros que controlan y moverlos de un sitio a otro a golpe de clic.

Algunos de estos piratas, como el pirata Madoff son capturados, expuestos al escarnio público y encarcelados. Otros sin embargo utilizan las patentes de corso para evitar correr igual suerte.

El día 23 de julio, se han publicado los resultados de los “sress test”, tests de estrés o pruebas de resistencia que son una serie de simulaciones que miden la capacidad de bancos y cajas para enfrentarse al deterioro general de la economía, congratulándonos todos de los buenos resultados de las entidades europeas y en particular españolas. Lo que yo me pregunto es, si tan bien están no hubiera sido mejor destinar los fondos que se dedicaron a la reestructuración bancaria y que se utilizarán en gran parte para prejubilar y despedir empleados en ayudar a las PYMES que son las que generan el 89% del empleo en España. No obstante, obviamente pienso que es una buena noticia que nuestros bancos gocen de buena salud, pero me pregunto por la salud de los usuarios bancarios y me pregunto si no sería necesario hacerles una prueba de resistencia o stress test para ver cuanto pueden aguantar subidas de tipos de interés, encarecimiento de comisiones y otras malas prácticas bancarias que realizan muchas entidades con la patente de corso del Estado y que les permiten engrosar sus cuentas de resultados a cuenta de sus clientes. Afortunadamente el Banco de España recoge estas malas prácticas en su memoria del servicio de reclamaciones que no tiene desperdicio.

Estos son algunos de los reales derechos de que disponen las entidades financiera, muchos de los cuales no tienen ni los propios estados:

-Las entidades financieras tendrán derecho a cargar sus comisiones e intereses en firme, sin que estas puedan ser devueltas por los clientes aunque no estén conformes con ellas. Si desean que les sean devueltas y estas se niegan deberán reclamarlas judicialmente, algo que en la práctica no se suele llevar a cabo dado que los importes a reclamar no suelen compensar el coste de una reclamación judicial. Este derecho no lo tienen ni las Administraciones del Estado que tienen que pedir el embargo de la cuenta para cobrar impuestos impagados.

-Para reclamar a las entidades financieras primero hay que dirigirse a los servicios de atención al cliente de la propia entidad y si estos no resuelven a favor del cliente este puede reclamar al Banco de España. Pero las reclamaciones que acaban en el Banco de España o en los tribunales son la punta del iceberg, ya que una gran parte de los usuarios bancarios no se percata de estas, o no realiza reclamaciones al tener una fuerte dependencia del crédito bancario, o renuncia a sus derechos, tal y como reconoce el Banco de España.

-El Código Penal en su artículo 252 recoge el delito de apropiación indebida. de la siguiente manera, “serán castigados con las penas del artículo 249 ó 250, en su caso, los que en perjuicio de otro se apropiaren o distrajeren dinero, efectos, valores o cualquier otra cosa mueble o activo patrimonial que hayan recibido en depósito, comisión o administración, o por otro título que produzca obligación de entregarlos o devolverlos, o negaren haberlos recibido, cuando la cuantía de lo apropiado exceda de cuatrocientos euros.



Si un director u otro empleado de banca:

-Altera los tipos de interés a los que una empresa descuenta efectos multiplicando el tipo de interés por tres sin previa notificación al cliente.

-Incrementa las comisiones de manera notable sin tan siquiera notificarlo a los clientes.

-Si retrasan las renovaciones de pólizas de interés para cargar en las cuentas desorbitados intereses de demora.

-Si venden “seguros” de cobertura de interés, que en realidad son complejos instrumentos financieros, con conocimiento de que la tendencia de los tipos de interés es a la baja, para de esta manera lucrarse en detrimento de sus clientes.

-Si reciben una remesa de efectos para el descuento y una orden de transferencia por un importe similar, y realizan la transferencia en descubierto, abonando la remesa al día siguiente y cargando elevados intereses de demora.

-Si cargan comisiones que superan en su cuantía el máximo registrado en las tarifas remitidas al Banco de España.

-Si retienen saldos de sus clientes de manera improcedente, o dificultan y ponen trabas a la recuperación de fondos depositados que les fueron cedidos en depósito, manteniendo el bloqueo de cuentas incluso más allá del período establecido expresamente en el contrato.

-Si efectúan cargos en las cuentas de los clientes y una vez formulada reclamación ante el Banco de España el Banco no realizan alegaciones sobre las liquidaciones y tampoco aportan el contrato regulador de la cuenta de ahorro en la que se efectuaron los cargos cuestionados, ni el desglose de las liquidaciones citadas, impidiendo de esta manera la comprobación de su corrección por parte del Servicio de Reclamaciones.

-Si cargan comisiones por reclamación de posiciones deudoras sin la realización de gestiones individualizadas que dieran lugar a la posibilidad de cargo de la comisión.

-Si se aplican tipos de interés a un descubierto por valoración, superior al pactado en el contrato, sin acreditar el cumplimiento de las exigencias convencionales para realizar la modificación y, además, intentando ocultar la naturaleza del cargo de manera que el cliente no pueda determinar la corrección de la valoración aplicada.

-Si consideran en perjuicio de los clientes, que un específico día era hábil para la valoración de un adeudo, pero no lo era en el caso de un abono, generando un descubierto y, consecuentemente, la indebida liquidación de intereses por tal concepto.

-Si repercuten a sus clientes las consecuencias negativas que se derivan de sus errores.

-Si se les permite cobrar hasta un 6% por la devolución de efectos, en concepto de servicios prestados, servicio que casi con seguridad se presta en menos de 5 minutos y que puede suponer cantidades que exceden el sueldo mensual de un trabajador, dependiendo del importe del efecto en cuestión.

Etc, etc, etc., y casi todo esto con conocimiento del Banco de España que reconoce en su informe que este Servicio ha tenido constancia documental de la devolución de 3.453.996 € por parte de las entidades a sus clientes como consecuencia de las reclamaciones presentadas por estos ante el mismo. 3.453.966 €, que bajo mi punto de vista constituyen solo la punta del iceberg, y que el propio Banco de España “reconoce como una cantidad muy significativa si tenemos en cuenta que las reclamaciones presentadas hacen referencia a cantidades normalmente reducidas, que desalientan al ciudadano a acudir a la vía jurisdiccional, con los consiguientes costes y demoras que ello conlleva, por lo que, de no obtener satisfacción por un sistema como el que proporciona el Servicio de Reclamaciones, opta en la mayoría de los casos por renunciar a sus derechos.”



Esto todo, no se sabe que es, pero no debe de ser apropiación indebida, ni ninguna otra figura delictiva, esto debe ser normal ya que de lo contrario debería de aparecer destacado en los medios de comunicación, pero lo que aparece en estos es que el Gobernador del Banco de España nos dice que se debe de abaratar el despido y jubilarnos a los 67 años. Y yo me pregunto, no debería este señor ocuparse un poco más de estas cositas, cositas cuya punta del iceberg se valora en 3.453.966 €. Pensemos en el importe al que pueden ascender las cantidades no reclamadas y el empleo que generarían en manos de particulares y empresas. Aunque quizás halla quien piense que estén mejor en manos de las entidades financieras y por eso no se tomen medidas firmes para evitar estos desmanes.

Comentarios

  1. Muy bueno tu artículo !!

    Has puntualizado perfectamente en una sóla entrada, todos los problemas con la banca privada.
    Las injustas leyes, que han provocado que durante estos años pasados los bancos engordaran significativamente sus cuentas de resultados a costa de los demás.
    La injusta creación de un FROB, para ayudar con dinero público a salir de la crisis a quien nos metió en ella.
    Y ahora tienen las narices de restregarnos por la cara, con el STRESS TEST, y con sus benefecios, que ellos no tienen crisis, mientras por otro lado, restringen los créditos al sector productivo, sin importarles en absoluto la cantidad de personas que engordan las cifras del paro.

    saludos.

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  2. Gracias por tu comentario, lo que esta pasando es realmente indignante. Mientras se apoya con recursos públicos a la banca con el dinero que haga falta, las entidades financieras ahora presumen de solvencia. El problema además es que no solo restringen créditos, sino que se enriquecen con la desgracia de las empresas. Una de las medidas que se tenía que tomar es limitar las comisiones por devolución de efectos y cheques. Es indignante que vayas a cobrar un cheque, lo ingreses en tu cuenta y te puedan cargar hasta un 4% de comisión. Pero lo más indignante es la cantidad de dinero del que se apropian para luego devolverlo sin sanción alguna, y más indignante es todavía es que el Banco de España reconozca que:

    “Esta es una cantidad muy significativa si tenemos en cuenta que las reclamaciones presentadas hacen referencia a cantidades normalmente reducidas, que desalientan al ciudadano a acudir a la vía jurisdiccional, con los consiguientes costes y demoras que ello conlleva, por lo que, de no obtener satisfacción por un sistema como el que proporciona el Servicio de Reclamaciones, opta en la mayoría de los casos por renunciar a sus derechos.”

    Pero más indignante todavía es que tal y como dijo Einstein y se permita esta maldad, o más bien chorizada.

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  3. Dinero de todos para tapar la morosidad, dinero de todos para tapar sus agujeros y que no llegue el dinero a las pymes, dinero de todos para tapar sus excesos, (como lo que se gastaron abriendo oficinas que ahora deben de cerrar) dinero de ayudas empleadas en la prejubilacion..

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  4. Tal y como dice Einstein, el mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad, y el problema es que los Estados no solo permiten, sino que colaboran activamente entregando un dinero a las entidades financieras que nos quitan hasta de la cesta de la compra, para que luego presuman de solvencia y repartan beneficios entre sus accionistas.

    Hay que tener estomago.

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  5. Islandia del cabreo a la accion...han empezado a detener a algunos de los principales banqueros...
    http://www.archipielagonoticias.com/index.php?option=com_content&task=view&id=18214&Itemid=70

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  6. Francesc Xavier Mena, indica: La realidad es que el crédito problemático es de 165.500 millones de euros", asegura el informe del profesor Mena, que denuncia que " Los bancos y cajas están haciendo una 'huida hacia adelante' mediante el aplazamiento del reconocimiento de estas pérdidas latentes: refinanciación de las inmobiliarias, embargos y adjudicaciones a precios muy bajos, 'daciones en pago' (cancela la deuda a cambio de los pisos o los solares) y compras (sustituyendo el crédito por acciones de la inmobiliaria).

    En opinión de este estudio, la morosidad de promotores y constructores con la banca queda así 'maquillada' hasta sólo el 9,6% (en 1993 alcanzó el 13%), si bien opina que "alguna entidad ha alcanzado casi el 30% de morosidad con promotores y constructores".

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  7. Enseñanzas de la patología bancaria, de Aristóbulo de Juan en Expansión
    1. El factor clave de las crisis, aisladas o sistémicas, es la mala gestión. Tanto, o más, que los grandes temporales macroeconómicos.
    2. Los principales rasgos de una mala gestión son un crecimiento demasiado rápido y una asunción de riesgos desmedidos. El crecimiento rápido puede proceder de un exceso de liquidez, que constituye el “opio” del banquero. Los riesgos desmedidos suelen centrarse en el crédito, principal causa de las crisis.
    La identificación de las pérdidas de una entidad financiera es un proceso en el tiempo, no una fotografía estática.
    3. Cuando la gestión es mala, las entidades ocultan sus problemas mediante el maquillaje de sus cuentas, en lugar de corregir la gestión. Como el simple maquillaje no resuelve los problemas, pueden emprender una huida hacia adelante, embarcándose en un crecimiento desbocado y en operaciones de alto riesgo. El fraude puede estar rondando.
    4. Como resultado del maquillaje, los peores créditos nunca están contabilizados como “morosos”. Las refinanciaciones, en sus múltiples modalidades, la toma de bienes en pago de deuda, los canjes de créditos por acciones o el desplazamiento de esos riesgos fuera del perímetro de consolidación hacen milagros: permiten evitar provisiones y contabilizar devengos ficticios como ingresos reales.
    5. Las provisiones o la suspensión de intereses son a veces discutibles, pero lo que cuenta son los flujos. Porque, si los activos no producen flujos de entrada reales, los recursos que los sostienen sí que originan flujos de salida. Así, la iliquidez y las pérdidas acumuladas van en aumento. Pueden incluso desembocar en las llamadas pirámides, en las que los gastos generales y financieros se pagan con los principales de los nuevos recursos. El tiempo es oro.
    6. Los recursos propios de una entidad no son la suma del capital y las reservas, sino esta suma menos la insuficiencia neta de provisiones. Por tanto, el capital regulatorio y el capital contable pueden servir para poco y ocultar incluso situaciones de insolvencia real, si no se dotan provisiones específicas, que, en casos de insolvencia, suelen superar con mucho a las genéricas.
    7. Las situaciones de insolvencia nunca son declaradas por el banquero. Ni son siempre identificadas por el supervisor, hasta que la entidad se queda ilíquida. Entonces, se intenta salvar la situación de insolvencia con soluciones de liquidez, que no la resuelven.
    8. La identificación de las pérdidas de una entidad es un proceso en el tiempo. No una fotografía estática. Si la insolvencia es profunda, se dan varios niveles de pérdidas que se desvelan sucesivamente. Cada nivel puede multiplicar por dos el nivel anterior: a) las que declara el banquero, b) las que detecta el auditor externo, c) las que encuentra el inspector, d) las que descubre, desde dentro, el interventor o gestor impuesto por el regulador y e) las que identifica la due-diligence de un posible comprador.
    9. El supervisor debe intervenir en cuanto detecta un nivel suficiente de insolvencia en el que apoyarse jurídicamente, sin esperar a conocer el definitivo; el cual sólo identificará después de intervenir directamente en la gestión, desde dentro de la entidad.

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  8. Enseñanzas de la patología bancaria, de Aristóbulo de Juan en Expansión
    1. El factor clave de las crisis, aisladas o sistémicas, es la mala gestión. Tanto, o más, que los grandes temporales macroeconómicos.
    2. Los principales rasgos de una mala gestión son un crecimiento demasiado rápido y una asunción de riesgos desmedidos. El crecimiento rápido puede proceder de un exceso de liquidez, que constituye el “opio” del banquero. Los riesgos desmedidos suelen centrarse en el crédito, principal causa de las crisis.
    La identificación de las pérdidas de una entidad financiera es un proceso en el tiempo, no una fotografía estática.
    3. Cuando la gestión es mala, las entidades ocultan sus problemas mediante el maquillaje de sus cuentas, en lugar de corregir la gestión. Como el simple maquillaje no resuelve los problemas, pueden emprender una huida hacia adelante, embarcándose en un crecimiento desbocado y en operaciones de alto riesgo. El fraude puede estar rondando.

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  9. 4. Como resultado del maquillaje, los peores créditos nunca están contabilizados como “morosos”. Las refinanciaciones, en sus múltiples modalidades, la toma de bienes en pago de deuda, los canjes de créditos por acciones o el desplazamiento de esos riesgos fuera del perímetro de consolidación hacen milagros: permiten evitar provisiones y contabilizar devengos ficticios como ingresos reales.
    5. Las provisiones o la suspensión de intereses son a veces discutibles, pero lo que cuenta son los flujos. Porque, si los activos no producen flujos de entrada reales, los recursos que los sostienen sí que originan flujos de salida. Así, la iliquidez y las pérdidas acumuladas van en aumento. Pueden incluso desembocar en las llamadas pirámides, en las que los gastos generales y financieros se pagan con los principales de los nuevos recursos. El tiempo es oro.
    6. Los recursos propios de una entidad no son la suma del capital y las reservas, sino esta suma menos la insuficiencia neta de provisiones. Por tanto, el capital regulatorio y el capital contable pueden servir para poco y ocultar incluso situaciones de insolvencia real, si no se dotan provisiones específicas, que, en casos de insolvencia, suelen superar con mucho a las genéricas.

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  10. 7. Las situaciones de insolvencia nunca son declaradas por el banquero. Ni son siempre identificadas por el supervisor, hasta que la entidad se queda ilíquida. Entonces, se intenta salvar la situación de insolvencia con soluciones de liquidez, que no la resuelven.
    8. La identificación de las pérdidas de una entidad es un proceso en el tiempo. No una fotografía estática. Si la insolvencia es profunda, se dan varios niveles de pérdidas que se desvelan sucesivamente. Cada nivel puede multiplicar por dos el nivel anterior: a) las que declara el banquero, b) las que detecta el auditor externo, c) las que encuentra el inspector, d) las que descubre, desde dentro, el interventor o gestor impuesto por el regulador y e) las que identifica la due-diligence de un posible comprador.
    9. El supervisor debe intervenir en cuanto detecta un nivel suficiente de insolvencia en el que apoyarse jurídicamente, sin esperar a conocer el definitivo; el cual sólo identificará después de intervenir directamente en la gestión, desde dentro de la entidad.
    10. Medidas que no resuelven la insolvencia son: a) La tolerancia en las normas o en su aplicación. b) Las revalorizaciones contables de activos. c) La simple mejora de la eficiencia, la cual no surte efectos suficientes, ni con la urgencia necesaria. d) Los créditos o la suscripción de títulos a devolver; sobre todo si conllevan altos intereses, los cuales pueden incluso suponer un lastre para la rentabilidad. e) Los simples apoyos de liquidez de duración ilimitada, que pueden ocultar y agravar la insolvencia y obviar los cambios de gestión.

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  11. 11. El “agujero” que supone la insolvencia tiene que ser rellenado con capital fijo y, por tanto, originar una pérdida en algún agente. Los agentes llamados a sanear el capital son los siguientes, por este orden: a) los accionistas iniciales, b) nuevos accionistas, c) una entidad que absorbe o fusiona, d) el resto del sistema financiero, a modo de autoseguro, y e) el Gobierno. También podrían contribuir los depositantes importantes o los bonistas, siempre que ello no cause riesgo sistémico.
    12. En los procesos de saneamiento, resulta inevitable la adopción de medidas que repugnan, conceptual o políticamente, pero su resultado resulta mejor que no adoptarlas. De hecho, suele corresponder al Gobierno la asunción de buena parte de la pérdida. Ello debe aceptarse con realismo, como la solución a la catástrofe nacional que suelen ser las crisis. Si se dice que una crisis no costó dinero al Gobierno o que éste ganó dinero incluso, es que la crisis no se resolvió. Huelga decir que toda insolvencia no resuelta por los accionistas requiere un fuerte castigo a éstos y la sustitución inmediata de los gestores anteriores por gestores contrastados. Por razones éticas y de eficacia. Se trata de salvar sistemas, pero nunca banqueros.
    13. Si la insolvencia se resuelve a medias, el sistema resultante será frágil y quedará poblado de instituciones “zombies”, por muchos años. Tal situación puede perpetuar el maquillaje de las cuentas y provocar una complicidad tácita entre el supervisado y el supervisor. Además, puede convertir en crisis sistémica vendavales no dramáticos o insolvencias aisladas.
    14. Cuanto más tarde se aborda a fondo la insolvencia, más costoso resulta. Por tanto, cualquier pérdida en que se incurra es “buena”, si resulta la última.
    15. La intervención de un organismo público en la propiedad o en la gestión de una entidad ha de ser temporal y ser sustituida por una entidad privada, fuerte y bien gestionada, que la adquiera con mando claro y mejore así su gestión.
    16. Una buena regulación es necesaria. Pero no es suficiente, si no va acompañada de una buena supervisión. La supervisión también es necesaria, pero tampoco es suficiente, si no va acompañada de eficaces mecanismos de saneamiento. Se trata de un paquete inseparable.
    17. Una supervisión eficaz debe conllevar la comprobación directa e in-situ de la salud de las entidades. Puede ser más importante incluso que las mejoras en la regulación. Los modelos matemáticos y las “pruebas de esfuerzo” pueden ser instrumentos útiles, si es que son inteligibles y realistas. Pero no deben sustituir a la comprobación, sino complementarla, ya que pueden equivocar al supervisor y hacerle bajar la guardia.

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  12. 11. El “agujero” que supone la insolvencia tiene que ser rellenado con capital fijo y, por tanto, originar una pérdida en algún agente. Los agentes llamados a sanear el capital son los siguientes, por este orden: a) los accionistas iniciales, b) nuevos accionistas, c) una entidad que absorbe o fusiona, d) el resto del sistema financiero, a modo de autoseguro, y e) el Gobierno. También podrían contribuir los depositantes importantes o los bonistas, siempre que ello no cause riesgo sistémico.
    12. En los procesos de saneamiento, resulta inevitable la adopción de medidas que repugnan, conceptual o políticamente, pero su resultado resulta mejor que no adoptarlas. De hecho, suele corresponder al Gobierno la asunción de buena parte de la pérdida. Ello debe aceptarse con realismo, como la solución a la catástrofe nacional que suelen ser las crisis. Si se dice que una crisis no costó dinero al Gobierno o que éste ganó dinero incluso, es que la crisis no se resolvió. Huelga decir que toda insolvencia no resuelta por los accionistas requiere un fuerte castigo a éstos y la sustitución inmediata de los gestores anteriores por gestores contrastados. Por razones éticas y de eficacia. Se trata de salvar sistemas, pero nunca banqueros.
    13. Si la insolvencia se resuelve a medias, el sistema resultante será frágil y quedará poblado de instituciones “zombies”, por muchos años. Tal situación puede perpetuar el maquillaje de las cuentas y provocar una complicidad tácita entre el supervisado y el supervisor. Además, puede convertir en crisis sistémica vendavales no dramáticos o insolvencias aisladas.
    14. Cuanto más tarde se aborda a fondo la insolvencia, más costoso resulta. Por tanto, cualquier pérdida en que se incurra es “buena”, si resulta la última.

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  13. 15. La intervención de un organismo público en la propiedad o en la gestión de una entidad ha de ser temporal y ser sustituida por una entidad privada, fuerte y bien gestionada, que la adquiera con mando claro y mejore así su gestión.
    16. Una buena regulación es necesaria. Pero no es suficiente, si no va acompañada de una buena supervisión. La supervisión también es necesaria, pero tampoco es suficiente, si no va acompañada de eficaces mecanismos de saneamiento. Se trata de un paquete inseparable.
    17. Una supervisión eficaz debe conllevar la comprobación directa e in-situ de la salud de las entidades. Puede ser más importante incluso que las mejoras en la regulación. Los modelos matemáticos y las “pruebas de esfuerzo” pueden ser instrumentos útiles, si es que son inteligibles y realistas. Pero no deben sustituir a la comprobación, sino complementarla, ya que pueden equivocar al supervisor y hacerle bajar la guardia.
    18. En casos de descapitalización, la tolerancia en las normas o en su aplicación para dar tiempo a que se recuperen las propias entidades o la economía, puede ser una medida adecuada, siempre y cuando la situación inicial no sea grave y las cosas puedan mejorar en un plazo muy breve. Porque la insolvencia crece más rápidamente que la recuperación natural. Por ello, si la situación sufre un progresivo deterioro, la tolerancia hace al supervisor cautivo de su pasado y puede resultar suicida.
    19. La “prueba del ácido” de una operación de saneamiento es la ausencia de recaídas y la regeneración de la función del crédito.
    20. La voluntad política es requisito indispensable para recuperar un sistema financiero fuerte. De no existir tal voluntad, resultará inútil cualquier esfuerzo por intentar mejorar la regulación, la supervisión o los mecanismos de saneamiento.
    Aristóbulo de Juan. Presidente de Aristóbulo de Juan y Asociados S.L. y ex director del Banco de España.

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  14. En relación al comentario y al artículo en el que se dice que Islandia esta metiendo a los banqueros en la cárcel me parece una excelente noticia que se depuren responsabilidades. No puede ser que el que robe un banco sea un ladrón, pero los que lo saquean mediante préstamos, sueldos y bonus millonarios se vallan de rositas.

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  15. En relación a lo que indica Francesc Xavier Mena, hace poco vi un programa en cuatro sobre desahucios, lanzamientos les llamaban, donde montaban un circo el representante del banco y el del juzgado, traspasando los pisos embargados a inmobiliarias vinculadas a los bancos. Sale en la televisión, se sabe se ve, pero no se hace nada. Lo dicho, patente de corso. Mientras los pisos no ajusten su precio a la nueva realidad el mercado no se reactivará y los bancos y entidades financieras no están dispuestos a asumir estas perdidas. Para eso entre otras cosas se entrega dinero a los banco, para mantener un valor irreal de unos pisos para los cuales otorgaron unos créditos de dudosa devolución. Aquí también se debería analizar si el banco realizo un correcto análisis para la devolución del préstamo. Si el banco asumió un riesgo excesivo debería de recaer sobre ellos la responsabilidad, que se queden con los pisos y a los que los compraron que les imputen el coste de su uso y disfrute, durante el tiempo en el que estuvieron en él

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  16. Excelente las enseñanzas de la patología bancaria, de Aristóbulo de Juan en Expansión. Falta voluntad política y al no existir tal voluntad, resultará inútil cualquier esfuerzo por intentar mejorar la regulación, la supervisión o los mecanismos de saneamiento. Es necesaria una buena regulación y una buena supervisión, pero lo que tenemos es una patente de corso.

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  17. Esto que vivimos no es un capitalismo es un mercantilismo direccionado. En España se cambian los cromos de infraestructuras por apoyo politico de comunidades autonomas. Despues se cambiaran cromos de ayuda en creditos a comunidades y ayuntamientos a cambio de apoyo politicos
    Su mala gestion no tendra responsabilidad al contrario A los ciudadano la enmascaran y nos meteran mas impuestos (aunque seamos el pais con mas esfuerzo fiscal, diran que en otros paises pagan mas impuestos) vendran mas copagos, nos haran pagar dos veces las autovias, con una generacion perdida al endeudarse el estado en exceso...
    sin listas abiertas no hay solucion

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  18. Seguro que la vida de los reyes y los cortesanos y los bufones..habian menos bufones que nos tomaran el pelo

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  19. La mala gestión política tendrá la misma responsabilidad que la de la banca inflando la burbuja inmobiliaria. Me gusta lo de mercantilismo direccionado, el problema no es el capitalismo, es la brutal especulación y lo del copago y los recortes de presupuestos de la sanidad nos están preparando para un siguiente gran pelotazo en la sanidad. Obviamente las listas abiertas pueden ayudar a mejora la calidad de nuestra política, pero no olvidemos que el principal objetivo de los partidos políticos es maximizar el bienestar, no de los ciudadanos, sino de sus militantes, simpatizantes e integrantes de unas empresas políticas de siglas devaluadas.

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