EL PROCEDIMIENTO: UN MICRORELATO DE VERANO



La noche todavía no había tocado a su fin, cuando el tedioso ruido del despertador interrumpió mi sueño. Soñaba que mi cuerpo se había fusionado con la maquina con la que trabajaba, y ahora unidos cuerpo y maquina producían a un ritmo vertiginoso. Mi boca bebía aceite y mis ojos se habían convertido en vigilantes cámaras que analizaban la productividad de mis débiles compañeros humanos.

El crujir de mis vértebras me hizo volver al mundo real, mis engranajes se quejaban de años de duro trabajo al ritmo de una maquina asesina que consumía vidas a cambio de nominas.

Ese era el precio de una vida, una nomina con la que pagar un peaje hipotecario que devoraba nuestra cuenta y que nos daba derecho a vivir en un piso de sesenta y tres metros cuadrados.

A las ocho en punto mi tarjeta de empleado se deslizo por una ranura similar a la de los TPV de las tiendas, mi tiempo en la empresa acababa de empezar. Sin embargo ese día la puerta no se abrió. Volví a pasar la tarjeta y la puerta seguía sin abrirse. Entonces el vigilante de seguridad me advirtió de que se habían anulado las tarjetas de 67 trabajadores que se verían afectados por un ERE, que dejara la tarjeta en una caja donde se amontonaban otras y que me fuera a mi casa, que ya me informarían del procedimiento.

Procedimiento, que procedimiento, después de veintidós años en la empresa esa era mi casa. No quiero seguir ningún procedimiento, quiero trabajar.

Mientras mi cabeza hervía, note una mano en la espalda, me gire y un compañero con un distintivo del sindicato parecía querer explicarme la situación, pero yo ya no oía, ya no veía, mi cabeza se había ido a la maquina en la que trabajaba todos los días, desdoblándose de mi inerte cuerpo que se desplomaba, arrastrando en su caída una caja de tarjetas con los nombres de los muertos en vida, vivos que prolongarían su agonía de entrevista en entrevista, sin saber si ese día sería el día en que podrían volver a subirse al carro de la vida.

Noticias relacionadas:
 
Los trabajadores afectados por el ERE de Nissan protestan por el centro de Barcelona

Comentarios

  1. Que fuerte, que llegues a tu empresa y te des cuenta de esta manera que ya no trabajas en ella.

    Por un momento pensé que te habia ocurrido a tí, pero supongo que te refieres al pobre trabajador que llegó a su puesto de trabajo y se encontró con esta sorpresita.

    Es algo duro, está pasando todos los días, esperemos que la sangria dure poco, y se reinicie de verdad la senda de la recuperación económica.

    saludos.
    jc.

    ResponderEliminar
  2. Afortunadamente de momento no me ha pasado, este relato es inspirado en algunos trabajadores de la Nissan que hace un año encontraron que sus tarjetas no habrían la barrera de seguridad y con los que la empresa no había contactado previamente. Aunque creo que es extrapolable a muchos otros trabajadores. En otros casos he leído que hay trabajadores que se han encontrado las empresas literalmente cerradas. Esperemos que tal y como dices se reinicie de verdad la senda de la recuperación económica y podamos detener esta sangría de despidos y cierres de empresas. De todas maneras lo que es muy criticable son las formas que adoptan algunas empresas para despedir o cerrar las empresas sin tan siquiera notificárselo personalmente a los trabajadores.

    ResponderEliminar
  3. Pues hablando de anunciar al trabajador su despido, hay empresas que sí lo hacen, pero mira de que manera más original:
    http://www.europapress.es/internacional/noticia-fabrica-portuguesa-despide-plantilla-sms-20100830180230.html

    ResponderEliminar
  4. Bueno en este otro caso lo han hecho por correo electrónico. Lo curioso es que a esta empresa habíamos intentado comprarle dos días antes y nos dijeron que no tenían materia prima para suministrarnos el pedido. Pensamos que sería por el cierre de las fábricas en agosto, pero al final tenemos otra victima más.

    http://www.farodevigo.es/comarcas/2010/08/29/plantilla-alerta-cierre-isocold-pone-peligro-empresas/468180.html

    Será mejor no tener ni teléfono móvil ni correo electrónico, aunque en este caso igual nos envían una paloma mensajera.

    ResponderEliminar
  5. jaja, en ese caso a lo peor, ni se molestan en avisarnos del despido.

    Los trabajadores de esta empresa 'isocold' están dispuestos a negociar porque se temen que no van a cobrar ni un duro, por muchas guardias que hagan, los propietarios esperarán pacientemente hasta que se cansen, para sacar la mercancia y las máquinas. lo se por experiencia, ha pasado en muchas fábricas de calzado aquí en Elche.

    ResponderEliminar
  6. En esta guerra hay jefes que mueren con dignidad, y hay otros que sacrifican a sus tropas para comerse su rancho y el de sus familias. Se hace necesaria también una mejor regulación del proceso de cierre de empresas y del concurso de acreedores. Las notificaciones de los despidos deberían de hacerse personalmente, en la empresa y por escrito.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario